domingo, 28 de abril de 2013

Ignorantes de metal


Somos fríos,
sin remedio, de metal,
ahogamos a nuestra madre verde
al olvidarnos de ella,
buscando órdenes huecos
y estructuras de cristal.

Tragamos hierro y cemento,
 drogas que nos consumen,
huimos de los lamentos
de la tierra que nos une,

pues los idiotas,
queriendo crecer,
sólo conseguimos envejecer
tras las montañas,
perecer bajo las ramas
de los árboles de los que emanaba
el susurro de los vientos,
ahora también muertos,
ignorando que son nuestras entrañas.



Somos ciegos al creernos
dueños de este mundo,
¡Que la natura rompe al hombre,
por una ranura en su muro!

Crecerá de nuevo la hiedra,
rajará la tierra carreteras,
el viento será el látigo del ladrillo,
el trueno con su aullido descargará
la furia de los siglos de opresión
y el ser humano entenderá
que cuando mataba a su madre
era él quien moría,
con una risa de ironía,
entre los restos y el carbón.



Las reglas del juego aquí








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